viernes, septiembre 15, 2006

MUSICA: “EL PODER Y LA GLORIA POR SIEMPRE” James A. Smith

Aunque no fue el primer músico seleccionado como disertante ‘McKay', James A. Smith ha sido el primero en actividad como profesor de música al momento de su disertación; más aún, su presentación, la número veintiocho, fue la primera en incorporar presentaciones musicales en vivo. Una misión en Brasil interrumpió sus estudios, pero luego de su regreso completó su B.A(Licenciatura en Artes) en la Universidad de Brigham Young en 1968, su M.M. (Maestría) en la Universidad del Norte de Arizona en 1970, y su D.M.A.(Doctorado) en la Universidad de Texas en Austin en 1976. Smith se unió al cuerpo docente de la facultad de la Universidad de Brigham Young- Hawai en Enero de 1976, en la mitad del año académico, habiendo previamente enseñado en la Universidad del Norte de Arizona. Fundador del Laie Choral Union, dirige el BYUH Concert Choir y los Seaside Singers, un grupo originado por él. En la Iglesia ha servido como maestro scout y obispo y ha contribuído libremente de su tiempo para extender la apreciación por la música en la comunidad universitaria. Conoció a su esposa Linda cuando ambos eran estudiantes en Provo: Tienen seis hijos: Mike, Betsy, Rebecca, Emily, Meilani y Amy

Introducción

Me siento honrado de presentarme ante Uds. como el Disertante ‘David O. Mckay' para 1990. Estoy particularmente agradecido a dos amigos quienes ayudaron a que me preparase para este día: el Dr. Jay Fox cuya disertación ‘David O. McKay' de 1979 “El Arte como forma de Conocimiento” recibí con un espíritu de afinidad, y el Dr. Dale Robertson quien con humor, energía y contagioso entusiasmo organizó el curso honorífico “Guerra y Cultura”, incluyéndome como parte del cuerpo docente y dándome la oportunidad de poner en palabras mis puntos de vista sobre el valor del arte como ayuda en el aprendizaje humano de la verdad. Aquellos de Uds. que conozcan la personalidad y el estilo didáctico de Dale apreciarán el comentario de un participante de aquella clase sobre Guerra y Cultura. “Es obvio – dijo, dirigiéndose a mi – que Ud. es parte de la cultura y el Dr. Robertson parte de la guerra”

Lo que hoy haré y diré ha sido dicho y hecho antes. Para algunos será una nueva información y por tal motivo es importante que sea dicha. Para el resto espero que, como con toda obra artística exitosa, exista valor en la repetida exposición a la idea de que las artes son ayas conductoras hacia la verdad, que ellas instruyen al espíritu. He hallado útil hablar de la música en el contexto de las artes en general, de modo que muchas de mis referencias y ejemplos provendrán de las artes visuales y literarias. Pienso que los paralelos con la música y la importancia de estos ejemplos para mi presentación serán obvios.

Mis observaciones se aplican mejor a la música y arte occidentales con los cuales estoy más cercanamente familiarizado, aunque mis lecturas y reflexiones han abierto muchas avenidas de interés en el arte no occidental y en la naturaleza universal de la experiencia artística.

Dar una disertación sobre música establece ya una paradoja, un dilema. Como ha señalado Machlis: “El lenguaje de la música no puede ser traducido al lenguaje de las palabras. Uno no puede deducir el sonido real de una pieza (de música) de nada que se haya escrito acerca de ella; el significado último yace en los sonidos mismos” (Machlis and Forney) Por esta razón he escogido incluir en mi presentación ejecuciones en vivo, de modo que podamos experimentar la materia en forma directa más bien que simplemente hablar acerca de ella.

MUSICA DIVINA

El título de mi presentación: “Música: El Poder y la Gloria Por Siempre”, fue deliberadamente elegido, ya que he llegado a creer que la música es un arte divino, dado y aprobado por Dios, tomando su existencia del mismo aire que respiramos para vivir, utilizado por Dios como medio de comunicación e instrucción – capaz de colaborar en la manifestación de importantes realidades no tangibles en el presente ni totalmente claras para nosotros. Mientras que la música presenta muchas formas, facetas y funciones, la buena música tiene el poder, como todo arte digno, de avivar nuestra imaginación y descubrir lo mejor de nosotros mismos, de hecho lo más verdadero de nosotros mismos, y de nuestros compañeros de viaje en esta travesía humana.

Dave Brubeck, el gran músico de jazz, ha caracterizado mis sentimientos y experiencia con la música en una declaración que quizás suene verdadera para ustedes también:

La música es la forma más profunda de comunicación. Su influencia, en ocasiones subliminal, a menudo sobrepasa al lenguaje como medio de expresión humana. Celebramos los eventos más significativos de nuestras vidas – públicos y privados – con música apropiada. Como infantes somos arrullados por el canto de nuestra madre. Nuestra vida social se ve resaltada por ella. Nuestras oraciones se elevan con ella. Nuestras emociones más profundas y las más frívolas son expresadas por medio de música. ¿Han notado que cuando un evento de gran magnitud se proyecta en la pantalla, o en el escenario teatral, cuando las palabras, la acción y las imágenes han fallado en expresar la inmensidad del momento, es siempre la música la que es convocada para expresar lo inexpresable? Pregúntense por que es así. Y en su respuesta comprenderán cuán verdaderamente importante es la música (citado en Potosky, 19)

Mi vida es y ha sido enriquecida por involucrarme con música plena y apropiada de todos los tipos. Amo la exuberancia y creatividad del jazz, el humor casero y la simplicidad del country-western, la vitalidad y comunicación instantánea de la comedia musical, la gracia y ritmo del canto y hula hawaiano, el drama del Lakalaka tongano. Los ejemplos son infinitos. Pero hoy desearía enfocarme en esa específica experiencia musical que Brubeck menciona en conexión con “nuestras más profundas emociones” y “eventos de gran magnitud”. Centrémonos en la música digna, música que tiene el poder de instruirnos sobre la vida.

IMPORTANCIA DE LA MUSICA

Como Santos de los Últimos Días, reclamando tener una gran medida de verdad y conocimiento acerca de la vida, ¿sabemos el origen y propósito de la música? Tenemos algunas claves, pero ninguna afirmación doctrinal o declaración oficial ha sido emitida sobre el asunto. Las declaraciones de nuestros profetas y apóstoles han sido de apoyo general a las artes: que ellas han sido dadas por Dios para el beneficio del hombre y que son útiles ayudándonos a aprender el Evangelio y son parte de nuestra creencia de buscar todas las cosas que son “virtuosas, bellas, de buena reputación o dignas de alabanza” (Artículo de Fe nº 13). Nota 1)

Es una señal de la importancia de la música que, en el meridiano de los tiempos, Dios el Padre eligiera anunciar al mundo el nacimiento de su Hijo Unigénito con cánticos elevados por huestes celestiales, en un lenguaje musical y articulado que los hombres pudieran comprender ( Lucas 2:13-14). En una revelación a nuestra dispensación, Dios ha vuelto a asegurar que la canción de los justos es deleitable para El e igualada con la oración (D. Y C. 25:12). Algunos de los pasajes de mayor consuelo en las escrituras para mí son aquellos muchos en los que como Mosiah 2:28 el Rey Benjamín declara: “estoy a punto de descender a mi sepultura ... y mi espíritu inmortal se una a los coros celestes, para cantar alabanzas a un Dios justo”

Por siglos los hombres han reconocido que la música es una de las artes más sensuales y misteriosas, con poder de apelar a nuestras emociones e imaginación, y filósofos y eruditos de cada civilización han intentado determinar su naturaleza y origen. Los griegos descubrieron que el sonido es transportado por vibraciones a través del aire. También descubrieron las series armónicas y la relación numérica de los tonos musicales. Ellos, y los que vinieron después, particularmente científicos y estudiosos medioevales, vieron en estas realidades físicas una manifestación de las leyes de la naturaleza en funcionamiento. En las distancies entre tonos vieron las relaciones y proporciones que estaban descubriendo también en las órbitas de los planetas y las leyes de movimiento y gravedad. Por tal motivo, la música fue por cientos de años parte del quadrivium, los cuatro artes matemáticos esenciales de la universidad medioeval. Estos eran aritmética, geometría, astronomía y música. Nota 2

LOS NUMEROS DE LA MUSICA

Esta base numeral/matemática para el sonido musical es invisible para el oyente, sin embargo cumple con un anhelo humano básico de organización, de arreglo rítmico, de patrones y simetría (en resumen, de belleza). Leibnitz lo explicó de este modo: “La música es un ejercicio de aritmética recóndita – es el placer que el alma humana experimenta al contar sin estar conciente de que está contando ” (citado en Roustit, 21).

LA MANIFESTACION DE LA MUSICA

¿Cómo se manifiesta la música? Ofreceré algunos breves comentarios sobre este complejo asunto. Los dos pilares sobre los que se funda la música (y todas las artes) son repetición y contraste, o igualdad y diferencia:

Ninguna obra de arte desde un epigrama hasta la épica, desde un camafeo a la Esfinge, de una bagatelle a una sinfonía, puede existir a menos que combine estas dos cualidades opuestas. Ya que debe presentar igualdad para ser una obra y no una mezcolanza accidental; y debe tener diferencia para evitar una completa monotonía (Brown, Calvin S. 102)

El principio de derivar significado y estructura a partir de los opuestos funciona extensivamente en música: fuerte y suave, alto y bajo, fuerzas enormes contra fuerzas pequeñas, tensión y reposo, mayor y menor, oscuro y brillante, consonancia y disonancia. Nota 3

IMPRESIONES DE LA MUSICA

Otro principio esencial en música es la impresión de movimiento, de progreso desde un punto a otro. En la música tonal esto se logra parcialmente a través de las armonías funcionales, es decir, acordes que han acumulado con el paso de los años diversos grados de tensión y reposo, cuyas notas se resuelven en un próximo acorde de un modo convencional que nuestros oídos han aprendido a esperar.

La combinación de todos estos elementos resulta en ritmo. Este no es sólo el compás o “golpeteo” de una pieza musical, sino el flujo y reflujo de su vida, la yuxtaposición de las partes complejas de su construcción, la forma que toma esa pieza mientras se mueve en el tiempo. La arquitectura ha sido llamada “música congelada”, aludiendo a la simetría, arcos, puntos de anclaje y ritmo que se encuentran en ambas (Goethe citado en Eckermann, 303). Nota 4) El ritmo es un elemento esencial de todo arte, pero en la música “encuentra su más rica expresión” (Machlis, 25)

VALORES DE LA MUSICA

En cada era de la historia, los compositores han utilizado estos materiales y procedimientos de acuerdo con los valores y convenciones de su propio tiempo para producir exitosamente una manifestación musical o resolver un problema estético. En este sentido, ha habido importantes y duraderos logros en cada era. Es fundamental que un oyente esté consiente de los valores de la época y país que produjo la música para que su efectividad pueda ser adecuadamente apreciada. No hay necesidad de comparar un Canto Gregoriano del siglo IX con un aria del Mesías de Haendel para decidir cuál es mejor. Ambas pueden ser la “mejor” si alcanzan aquello que se propusieron.

En música hay tres roles básicos que una persona puede tener: 1) compositor (creador), 2) intérprete 3) oyente (receptor) . La necesidad de un intérprete señala una característica peculiar de la música, compartida con la literatura, la poesía y el drama. Es un arte temporal que se desarrolla en el tiempo de una forma lineal. El todo no puede ser percibido en un momento dado. Como la literatura y la poesía, el producto es preservado mediante determinados símbolos, como en una receta, dependiendo de un hábil intermediario para reconstruirlo, para resucitarlo. ¿Dónde está la Quinta Sinfonía de Beethoven cuando no está siendo interpretada por la Filarmónica de New York? No está en las manchas de tinta de la partitura, ¿Está completa en nuestra mente, nuestra memoria? No, sólo vuelve a existir en el tiempo y el espacio cuando la interpretamos, cuando la vivimos. Si tomásemos una fotografía con exposición de alta velocidad de una pintura, aún de una milésima de segundo, podríamos capturar una representación bastante completa de la obra. Si fuéramos a hacer lo mismo con una composición musical, utilizando un grabador por una milésima de segundo durante una interpretación, obtendríamos menos de la 64 ava parte de una nota.

Ahora, un ejemplo musical. Hemos considerado, aunque muy brevemente algunos de los modos básicos en que un compositor realiza gestos musicales. Escucharemos parte del Allegro del 2do movimiento de la Sinfonía para Organo de Camille Saint Saens . El esquema del concertato está en funcionamiento aquí, proveniente del Barroco, enfrentando cuerpos de color y sonido en forma contrastante. En este caso, una orquesta sinfónica y un órgano de tubos. Nuestra atención es capturada por un gigantesco acorde del órgano. Las cuerdas inician con determinación una marcha que se ve interrumpida por el órgano en dos ocasiones. El tempo es vigoroso, insistente, dando la impresión de movimiento. Una melodía sublime es introducida por la orquesta. El tema principal, una vez desarrollado por las cuerdas, es tomado grandiosamente y con confianza por el órgano, interrumpido por los metales en fanfarrias expansivas y afirmativas. La tensión va creciendo hasta que todo desemboca en una fuga Nos vemos llevados en una travesía musical. El uso conjunto de las dos mayores invenciones musicales del hombre, la orquesta sinfónica y el órgano de tubos, señalan un evento de importancia. El órgano agrega un elemento religioso. Esta no es música para introspección o meditación tranquila. Es el triunfo del bien sobre el mal; los cielos se han enrollado y vemos al Hijo del Hombre llegando en gran poder y gloria sobre las nubes en la segunda venida. Pero, un momento! Esta es mi visión, mi reacción. ¿Cuál es la de Uds? Puede ser diferente que la mía. Felizmente, Saint Saens se resistió a la tendencia Romántica de rotularlo todo y decirnos exactamente qué es lo que la música está representando. Nota 5)

De lo que recién hemos participado brevemente es aquellos que se denomina Experiencia Artística.

¿CÓMO FUNCIONA?

El artista comienza con una experiencia personal – algo que puede ir desde la visión de un campo de narcisos en Wordsworth,la percepción de una hermosa mujer en Leonardo ... o la lectura por parte de Shakespeare de una historia de ambición y asesinato entre la nobleza escocesa. En su mente comenzará a elaborar esa experiencia, organizándola de modo que sea viable y pueda incorporarse en un medio físico – palabras, tonos, líneas, colores, bloques de madera o piedra. Cuando este medio físico ha sido traído a la existencia, se transforma en lo que ordinariamente llamamos la obra de arte, pero el proceso artístico sólo se ha logrado parcialmente. Es ... la tarea del receptor revertir el proceso del artista (Brown, Calvin S., 4) Nadie recibirá jamás de una obra de arte una experiencia absolutamente idéntica a la que la inspiró: algunas de las sutilezas y referencias privadas de la experiencia original se perderán, y otros elementos nuevos se agregarán en base a los antecedentes y carácter del receptor. (Brown, Calvin S. 4-5

UN PARTICIPANTE ACTIVO

Esta ambigüedad o inexactitud no es un valor negativo o debilidad. Deja espacio para que pueda trabajar la imaginación de quien recibe. Este debe ser un participante activo. Debe luchar, como lo hizo el creador para encontrar un patrón, un significado. Debe aportar algo a la experiencia. Nota 6)

Permítaseme ofrecer como ejemplo la Vietnam Wall en Washington D.C. ¿Qué poder tiene para lograr que miles se paren con compungido asombro frente a ella? Es una combinación de los grandes temas morales presentes en una guerra que involucró a la nación toda, las experiencias personales y las conexiones que representa para el observador individual y las opciones artísticas elegidas por el diseñador del muro. En sus propias palabras:

Tuve el impulso de abrir con un corte el terreno... una violencia inicial que con el tiempo sanaría. El pasto volvería a crecer, pero el corte permanecería, una superficie pura, plana , como una geoda reducida y con sus bordes pulidos. No visualicé pesados objetos físicos implantados en la tierra, en cambio era como si la propia tierra marrón negruzca fuese pulida y convertida en un intermedio entre el mundo soleado y el tranquilo y oscuro mundo del más allá, al cual no podemos entrar (Lin citado en Swerdlow 555)

El muro se extiende en forma de V con su ángulo abierto hacia el Linclon Memorial y el Monumento a Washington, uniendo el pasado americano con el presente. Los 58.000 nombres de los muertos en la guerra son el verdadero monumento, y se encuentran listados no alfabeticamente, sino cronológicamente, de acuerdo al día y año en que cayeron, rodeados de sus compañeros. En vez de un objeto estático al que debe mirarse, es más bien un viaje, una transición que puede llevar a cada persona a sus propias conclusiones. La piedra del frente es granito negro pulido. La superficie refleja el propio rostro del observador entre los nombres, incorporándolo a la obra en una interacción viviente. (Swerdlow 556)

¿Lo hubiese logrado del mismo modo una proclamación? ¿Un guerrero triunfante sobre un caballo, como en el pasado? El monumento logra muchas cosas en el mejor sentido de gran arte moral, y utiliza la ambigüedad como un valor positivo. Si un significado obvio y único fuese presionado por la garganta de cada persona que lo ve o experimenta, tendría pocos visitantes. En cambio, presenta una profunda cualidad que permite diversos niveles y sombras de significación. Estimula la imaginación y contacta al espíritu humano en diferentes puntos de sensibilidad.

NECESIDAD DEL ESPIRITU

Las artes, pues, llenan una necesidad universal del espíritu: ayudan al hombre a encontrar orden y significado en la experiencia humana. Machlis lo explica de este modo: “Expuesto al capricho de un destino cruel el hombre creó un universo ideal en donde lo imprevisible fue excluído y el orden divino reinaba. Este universo fue el arte” (Machlis 25) (agregaría: “con la bendición de Dios quien es el más grande creador de todos... quien comprende que la creatividad y la imaginación están íntimamente unidos a la libertad y la espiritualidad”)

En los recientes servicios fúnebres de uno de nuestros colegas, Michael Palmer, en un momento en que la familia y la comunidad necesitaban comprender la temprana desaparición de su esposo, padre, amigo ¿qué solaz podía ofrecerse? ¿qué intento de hallar un orden? Hubo escrituras, la certeza de un reencuentro, la seguridad de ordenanzas enlazadoras del sacerdocio y recuerdos felices. También hubo poesía, alguna de ella escrita por el propio Michael, arte visual en el programa, diseñada por su hijo, música, tanto vocal como instrumental: las artes. Su amigo y protegido, Darryl Jarman, intentó expresar su amor y admiración por Michael y se encontró sin palabras para poder hacerlo. Dijo: “hay algunas cosas en la vida que no pueden simbolizarse, ni con el arte, ni con palabras, ni con música (Jarman). Como respuesta, me sentí compelido a escribir en mi anotador:

Podemos no estar de acuerdo con un símbolo o lo que realmente representa, sin embargo nuestros mejores pensadores, poetas, discursantes, músicos y artistas siempre han intentado, y continúan intentándolo, simbolizar en el arte precisamente las profundas cosas del espíritu que están más allá de las palabras. Corresponde a la especial esfera de las artes el lograr esto, y es una necesidad del espíritu buscar significado divino, para dignificar y dar propósito a nuestra vida, para discernir y verificar el plan (Smith) Nota 7)

PRINCIPIOS DEL EVANGELIO

Los principios básicos del arte incluyen muchos de los principios básicos del Evangleio. La conexión más obvia es el pincipio de oposición en todas las cosas enseñado por Lehi que da significado a todo el plan del Evangelio (2 Nefi 2:25) El gozo carece de significado sin pena, el placer es desconocido sin el dolor, la luz puede conocerse mejor en comparación con la oscuridad. Lehi nos dice que “era necesario que hubiese una oposición en todas las cosas” (2 Nefi 2:15); de otro modo todas las cosas serían “un solo conjunto” (2Nefi 2:11) Ya se ha mencionado que esta misma ley de contraste es la base de la coherencia en el arte.

Vladimir Ashkenazy, uno de los más grandes concertistas de piano con vida, siente que para él, la música es el “medio más importante” no sólo “de expresión sino también de percepción” (citado en Potosky, 11). Para un Santo de los Ultimos Días, de todos modos, la revelación (esto es, la adquisición de conocimiento acompañado por el testimonio del Espíritu Santo) es el medio más importante de percepción. Pero, la experiencia artística y la revelación no se excluyen mutuamente. Oliver Cowdery aprendió una gran lección sobre la revelación (para el beneficio de todos nosotros) que se encuentra registrada en Doctrina y Convenios, Sección 9. Se nos dice (a través de Oliver) que debemos utilizar nuestro intelecto, nuestros sentidos humanos, para analizar un problema o pregunta. Debemos usar nuestra imaginación para crear una solución, la cual presentamos a Dios. La revelación viene como una confirmación, un ardor en el pecho, sintiendo que está bien. (DyC.9:8-9). Las artes, con su habilidad de dar forma a nuestros puntos de vista, instruir nuestros sentimientos y organizar nuestras percepciones, son parte de la lucha, del proceso de estudio emocional e intelectual que sensibiliza nuestros espíritus para la confirmación del Espíritu Santo.

El Elder Boyd K. Packer hablaba de este tema cuando declaró:

Nuestra gente talentosa es muy necesitada en la Iglesia... La obra del Señor se ha movilizado por los miembros en los barrios, estacas y ramas que han sido bendecidos con dones especiales y que los utilizan liberalmente. Por causa de lo que ellos hacen, tenemos la posibilidad de sentir y aprender muy rápidamente a través de la música, el arte, la poesía, algunos asuntos espirituales que de otro modo aprenderíamos con lentitud. (Packer, 5)

El Hermano Packer no especifica como se desarrolla este proceso de aprendizaje, pero creo que es parcialmente como he intentado describirlo más arriba.

Shelley, en su Defensa de la Poesía (1840) dijo:

Un hombre para ser verdaderamente bueno, debe imaginar intensa y comprensivamente; debe ponerse en el lugar de otro y de muchos otros; los dolores y placeres de su especie deben llegar a ser los suyos propios. El gran instrumento de bien moral es la imaginación; y la poesía auxilia a los efectos actuando sobre la causa (citado en Rader 68)

(Poesía es aquí utilizada en su sentido amplio, incluyendo lo imaginativo, lo creativo, en todas las artes)

Nuestro Señor mismo comprendió esto muy bien. El imaginativo uso de parábolas, historias y alegorías en sus enseñanzas lograban exactamente lo que Shelley describió, y permitían al oyente responder de acuerdo a su propio nivel de preparación y sensibilidad al mensaje.

HACIENDO CLASICOS

Todo arte presenta algunos de los aspectos de los que hemos hablado, pero nos estamos enfocando en el gran arte, arte moral, arte clásico. ¿Qué es lo que lo convierte en clásico? Ha probado ser valorable y lleno de significado para personas y sociedades más allá de su propio tiempo. ¿Por qué? Porque incorpora valores que tocan los grandes asuntos morales de la vida, y lo hace de una manera estéticamente única o exitosa, como el muro de Vietnam ya mencionado o el Requiem de Guerra de Benjamin Britten, sin duda una de las grandes obras del siglo XX.

Consideren este comentario de E.F. Schumacher, quien escribió Una Guía para los Desconcertados (1977):

Todas las grandes obras de arte son ‘acerca de Dios' en el sentido de que proveen una guía para los desconcertados, tal como la Divina Comedia de Dante... Atesorar arte simplemente por su belleza es perder el objetivo. La verdadera función del arte es ‘predisponer el corazón con deseos de subir la montaña' que es lo que realmente deseamos hacer pero continuamos olvidando, ‘para que retornemos a nuestro primer propósito (citado en Lambert, X)

O este, de Ralph Waldo Emerson:

De modo que es la música es un asilo. Nos aparta de lo real y nos susurra velados secretos que sorprenden nuestra capacidad de asombro sobre quienes somos, y para qué, de dónde y hacia dónde. Todas las grandes preguntas, como ángeles interrogantes, flotan en sus oleadas de sonido. (Citado en Potosky, 122)

DESPERTANDO LO QUE YA ESTA ALLÍ

Aaron Copland, quizás el decano de los compositores americanos con vida, es, sin embargo, escéptico sobre la existencia de cualquier cualidad moral en la música. Declara que la música absoluta, esto es, una excursión en el sonido puro sin texto, no posee significado extrínseco alguno. Cuando experimentamos una sensación de triunfo, un impulso ennoblecedor o inspiración durante una sinfonía de Beethoven es porque “una obra maestra despierta en nosotros reacciones de un orden espiritual que ya están dentro de nosotros, esperando surgir” (Copland 17) Superficialmente, este parecería un argumento en contra de mi tesis, pero no encuentro diferencias con el Sr. Copland. El está en lo correcto más de lo que cree. La música realmente despierta lo que ya está allí. Permítanme corroborarlo con un par de ejemplos. Hugh B. Brown dijo:

“Ocasionalmente, a solas, escucho la verdad dicha con claridad y frescura; sin coloridos ni traducción habla desde dentro de mi mismo en un lenguaje original pero inarticulado, oido únicamente por el alma, y me doy cuenta de que lo he traído conmigo, nunca me fue enseñado, ni yo puedo enseñarlo eficazmente a otro.” (435)

Merril Bradshaw en su ensayo “Hacia una Estética Mormona”, lleva este pensamiento más allá, incluyendo su sugerencia para un concepto Santo de los Ultimos Días de la belleza:

“Aprendimos sobre la totalidad del plan mientras nos hallábamos en la presencia de Dios antes de venir a la Tierra... Nos alegramos de recibir el privilegio de la experiencia mortal como preparación de las más completas experiencias por venir. Cuando abandonamos ese entorno para morar aquí en la carne, nuestros espíritus trajeron consigo algunos recuerdos de naturaleza celestial semi escondidos. Estos recuerdos permanecen mayormente adormecidos en nuestro interior, pero de tanto en tanto encontramos cosas, personas, situaciones, y experiencias que los despiertan. No siempre estamos conscientes de su significado eterno ni de su origen celestial, sin embargo nos relacionamos con ellos cálidamente pues en su organización, su aspecto, o la perfección implícita en sus relaciones internas, nos recuerdan lo que ya conocimos antes de venir aquí y conoceremos nuevamente de forma más perfecta cuando dejemos la Tierra. Cuando esto nos ocurre, experimentamos la belleza. (93)

Continúa:

¿No hemos tenido muchos de nosotros... experiencias con las artes en las que la belleza era tan poderosa que produjo lágrimas, un cosquilleo en la espina dorsal, introspección profunda, y sentimientos de calor y bienestar en el pecho? Lo que esto sugiere es que la experimentación última de la belleza está tan cercanamente relacionada al gozo que tenemos dificultades en distinguir la diferencia. Cuando experimentamos gozo es bello; cuando experimentamos la belleza nos produce gozo. Este gozo es el objeto de todo arte y su representación es la razón por la que existe el arte. Puede que sea la razón del hombre también: ‘existen los hombres para que tengan gozo' (ver 2 Nefi 2:25) (94)

UNA PLAGA O UNA BENDICION

La mayor parte de la música a la que me he referido y el ejemplo que hemos escuchado se refiere a la música instrumental, sin palabras. Este tipo de música permite una gran variedad de respuesta individual en la experiencia artística. En la Iglesia Mormona, cuando decimos música, creo que generalmente hablamos de música con palabras. Existe un lugar para la música instrumental en nuestra adoración, en la forma de preludios y postludios de órgano y algún ocasional solo instrumental, pero usualmente no la utilizamos en su pleno potencial. Generalmente es música para marchar, para movilizarnos de uno a otro lado de la capilla, para visitar, para llenar pausas embarazosas en el servicio.

En una reciente Disertación Presidencial de la Universidad, ya que no era un devocional, no se utilizó música de preludio. Ocurrió algo interesante. Los estudiantes al no oír ejecución de música, susurrando suavemente entre ellos, se sentaron quietamente hasta que comenzó la reunión. En el siguiente devocional el acostumbrado preludio de órgano podía escucharse y ellos entraron bulliciosamente, hablando a los gritos por encima de la música hasta que la persona que dirigía se paró para dar inicio a la reunión. Ha sido sugerido que la superabundancia de música en nuestro tiempo no es una bendición sino una plaga. Estamos rodeados de música, en los ascensores, en los supermercados, en el Banco, en nuestros lugares de trabajo hasta que nos desensibilizamos en relación a ella. Ya no es una experiencia especial para escuchar sino música con la que hacer otras cosas “más importantes”.

MUSICA CON PALABRAS

La unión de palabras y música da dirección, especificidad y concreción a la experiencia auditiva. Ahora bien, todas las misteriosas posibilidades y poderes de la música, el sonido sensitivo, la invisible trama matemática, la increíble amplitud de ritmo (el cual es el pulso de la música, cuando sentimos el fluir de la vida más cercanamente) aparecen mezclados con ideas y principios sobre los que se puede estar de acuerdo. Las palabras hablan al intelecto y la música las imprime con fuerza en nuestros sentimientos. Desearía recomendar dos formas de música vocal para vuestra participación: himnos y oratorios sagrados.

HIMNOS

Consideremos primeramente los himnos. En palabras de Eric Routley: “Los himnos son un tipo de canción ... que gente no musical entona en conjunto. Son una especie de poesía, pero ... ese tipo de poesía que personas no letradas pueden articular” (1)

Para muchas personas son la más inteligible y aceptable de todas las actividades en las que son invitados a participar o presenciar; son las más fácilmente memorizables de todas las declaraciones cristianas, y alguien que no ha estado en una iglesia la mayor parte de su vida, pero sí creció en ella de joven, recuerda algunos himnos, aunque todo el resto haya sido olvidado. (Routley 1)

Nuestros himnos mormones son un ejemplo de la fusión de suscintas verdades del Evangelio, poéticamente agrupadas con música creada para nuestros más elevados momentos de adoración y reflexión. Los himnos no son para ser escuchados, sino cantados. Los himnos tienen el potencial de unificar, motivar e inspirar a un grupo de creyentes. Representan el momento en nuestros servicios de adoración en que toda la congregación está potencialmente pensando y haciendo la misma cosa en el mismo momento. Consideren lo que los siguientes himnos significan para nosotros en términos de historia, testimonio y símbolos unificadores: “Oh, Mi Padre” (McGranahan), “Oh Está todo bien” (Clayton), “Qué hermosa la mañana” (Pond), “El Alba rompe” (Careless) “El Espíritu de Dios” (Phelps) “Al tomar la Santa Cena” (Nicholson), “Soy un Hijo de Dios” (Randall) ¿Pueden estos títulos pasar por sus mentes sin la melodía que los acompaña? ¿No podría el canto de estos himnos ser suficiente para definir nuestras creencias, nuestras esperanzas, nuestros convenios?

¿Pero, qué ocurre si no los cantamos? Me preocupa que estemos perdiendo la tradición de cantar en América (y en la Iglesia SUD en América). Los hombres no cantan, los niños no cantan ¿Por qué? ¿Es porque no se canta en los hogares? (No creo que esta crisis exista en Tonga, o Estonia o Gales, donde su espíritu nacional e historia son expresados a través del canto grupal) ¿Es porque nos hemos transformado en una nación de espectadores, permitiendo que especialistas de la TV jueguen nuestros deportes, canten nuestras canciones y dancen nuestros bailes? Las artes y la religión demandan participación. Todos los roles en la experiencia artística son roles activos, que requieren nuestra atención, nuestra conciencia y nuestro interés.

EL ORATORIO

Una de las formas más dramáticas de arte religioso es el oratorio sagrado. Aquí música, palabras y drama se entrelazan. Algunos de los supremos logros humanos en el arte han sido en este género.

Tuve un momento conmovedor la semana pasada. Al llegar a mi oficina para trabajar, una mañana, encontré una bolsa plástica apoyada en la puerta. Preguntándome qué era este regalo y quién lo había dejado allí, lo llevé hasta adentro y lo abrí. Encontré una pila de partituras musicales que se habían transformado en la historia documental del Laie Choral Union. ¿Puedo compartir con Uds. lo que había dentro?: J. S. Bach: Pasión según San Mateo , Cantata 140 ; Haendel: Mesías , Judas Macabeo ; Bradshaw: Oratorio de la Restauración ; Mendelssohn: Elías ; Vaughan Williams: Hodie ; Saint Saens: Oratorio de Navidad ; Fauré: Misa de Requiem . El nombre escrito en la portada de cada uno de ellos: Jane Garside, una de nuestros miembros fundadores de la sección de contraltos que recientemente había fallecido. Su esposo, LaMoyne, me los estaba devolviendo.

Estas obras maestras de la música sinfónico coral utilizan el único instrumento natural, provisto por Dios. Representan la unión de voces humanas ejecutando música artística unida a textos dignos y llenos de verdad – escucharlas es una experiencia poderosa; ser parte de traerlas a la vida es sublime. (Pero, no lo olviden, aún el escuchar activa y apasionadamente es parte de esa experiencia).

Para mi, el oratorio sagrado es un vehículo artístico con gran potencial para inspirar y unificar al pueblo de Cristo. La Pasión según San Mateo de J. S. Bach ha sido mencionada como una de la “divina docena” de obras religiosas que jamás hayan sido escritas (Bernstein). Ahora bien, la Pasión según San Mateo no es un recargado novelón sobre el amor romántico. La palabra pasión se refiere a los eventos de la vida de Cristo durante la semana de Pascua, su última semana en la Tierra, según se encuentra en el libro de Mateo, y musicalizado por el más grande y profundo compositor de música religiosa que jamás haya vivido en este mundo, Johann Sebastian Bach. La música inspirada y dramática de Bach hace a “la más grande historia jamás contada” aún más vívida y plena de significado (Oursler). Tiene casi cuatro horas de duración y fue escrita para ejecutarse en la iglesia, como parte de los servicios. Interpuestos entre los coros, arias y secciones instrumentales hay tonadas de himnos luteranos con textos que comentan sobre Cristo y los eventos de Pascua. Estos eran cantados por la congregación, que a menudo representaba a la multitud, a los espectadores.

Menciono esto porque uno de los hitos en el arte religioso de los SUD es el Oratorio de la Restauración de Merril Bradshaw. Esta obra monumental toma sus textos de escrituras modernas de profundo significado e importancia para los Santos de los Ultimos Días. Es la historia de la Dispensación del Cumplimiento de los Tiempos, de José Smith, del Libro de Mormón, del martirio, e interpuestos a lo largo de la misma están los himnos de la Restauración, cantados por la audiencia, incorporándolos a la exposición artística y espiritual que realiza la obra. Comprenderán mejor el Oratorio de la Restauración si conocen la Pasión según San Mateo de Bach. Nuestro Laie Choral Union ha interpretado ambas.

LA CLAVE DE JOSE SMITH

Pero, dirán ustedes, ¡yo no deseo esforzarme tanto! Obtengo mis impulsos espirituales de las canciones religiosas que poseen un estilo fácil de escuchar.

Sin embargo, José Smith nos dio una clave cuando declaró:

“Las cosas de Dios son de profunda importancia; y tiempo, experiencia, asi como pensamientos cuidadosos, reflexivos y solemnes serán lo únicos que puedan hallarlas. Tu mente, oh, hombre, si deseas conducir un alma a la salvación, deberá elevarse hasta el más alto cielo, y buscar y contemplar el bajo aspecto de los oscuros abismos y dilatarse sobre las amplias regiones de la expansión eterna; debes tener comunión con Dios”. (citado en HATCH 4)

¿Suena eso como si el escuchar música fácil, asociada a las modas y el entretenimiento hará el trabajo?. Consideren las palabras de uno de los gigantes de la música popular de nuestros días, Elton John: “Veo a toda la música pop como irrelevante en el sentido de que la gente dentro de 200 años no estará escuchando lo que se escribe e interpreta hoy. Creo que estarán escuchando a Beethoven. La música pop es simplemente divertida. Esa es una de las razones por las que no me tomo a mi mismo muy seriamente” (citado en Potosky 124)

RIESGO CON ATRACCION

Cuando combinamos el estilo musical del entretenimiento popular con letras religiosas, logramos un potencial para la comunicación amplia, ya que la música es tan familiar y atractiva. De todos modos nos arriesgamos a las distracciones que vienen con la música de la cultura popular: ritmos de baile, asociación con la TV, el teatro, expresiones de amor y romance. Sé que mucha gente joven en nuestra Iglesia se ve tocada e inspirada por canciones de rock suave con mensajes espirituales, ya que a mi mismo me ha ocurrido. No cuestiono los sentimientos personales de espiritualidad que puedan experimentar, pero temo que su poder se desvanezca cuando la música pase de moda. Espero que llenen su bolsa de compras como lo hizo Jane, con tesoros artísticos de valor perdurable. Este viaje de compras a menudo requiere esfuerzos, pero las recompensas son tremendas.

Quisiera ahora invitar al Laie Choral Union y al Concert Choir a avanzar para que podamos interpretar dos selecciones para ustedes y con ustedes. He escogido piezas de importancia para nuestra Iglesia de compositores SUD. La primera es el desarrollo musical de “La Oración del Señor” (Padrenuestro) de Leroy Robertson del Oratorio del Libro de Mormón. Ya que la oración es el sonido puro de la voz humana elevada a Dios, el hermano Robertson eligió poner estas famosas palabras sin acompañamiento. Un tono sombrío se establece por el uso del modo menor. Los ritmos están relacionados con el habla. Las notas más agudas, el volumen más alto y las más completas armonías se reservan para la frase, “El Poder y la Gloria por Siempre”. El “Amen”, contenido, enmarca la obra con los mismos gestos melodico-armónicos utilizados al comienzo – una oración perfecta, perfectamente incorporada a la música. Nota 8)

Por favor, únanse a nosotros cantando la última parte del cántico de “Hossanna” de Evan Stephens. El hermano Stephens fue uno de nuestros grandes músicos de los días de Brigham Young. Cuando tuve el privilegio de conducir los coros para la re-dedicación del Templo de Hawaii, este himno y cántico provocó una respuesta de coros celestiales que muchos de nosotros sentimos. Nota 9)

Fue una de mis más memorables experiencias. Si ustedes entonan las dos estrofas de “El Espíritu de Dios”, nosotros proveeremos los “Hossannas”, Por favor, de pie y canten con sus voces, mentes y corazones!

CONCLUSION

Para concluir, deseo para ustedes una activa participación en la experiencia artística, como creadores, intérpretes o receptores. Rompan sus hábitos demasiado confortables de escuchar música y desafíen sus mentes y emociones a una contemplación más alta, más profunda y más amplia de las condiciones humanas y divinas. El arte no es religión, pero el arte moral puede preparar nuestros corazones y mentes para vivir nuestra religión más plenamente. Si utilizan las enseñanzas de Moroni sobre cómo escoger lo bueno, encontrarán expresiones de verdad en las grandes obras del pasado y del presente (Moroni 7: 13-17)

Gracias.

Notas del Editor

Nota 1 Merril Bradshaw, compositor residente en BYU-Provo, lamenta que después de tantos años de desarrollo del pensamiento Mormón, “aún no tengamos una genuina teoría estética mormona” (Toward 91). Dos de las declaraciones que más han influenciado son las de Boyd K. Packer (“Arts”) y del Presidente Spencer W. Kimball (“Gospel”). Una interesante revisión de los usos oficiales de arte mormón en las publicaciones de la Iglesia y en los centros de visitantes se encuentra en Adams. Concluye que el arte es utilizado básicamente de un modo instrumental, como medio de llegar a un fin, y no ha cumplido las esperanzas del Presidente Kimball y otros de transformarse en gran arte (Kimball 3) capaz de sobrepasar aún las grandes obras maestras del pasado. (Adams 18-19).

Nota 2 El quadrivium (incluyendo la música) se formaba con las “artes matemáticas” , opuestas al trivium o “artes retóricas” – gramática, lógica y retórica. La Música era por tanto “aliada” de la física a través de la acústica (Apel 711)

Nota 3 Albert Roustit, en un libro facinante y detallado, señala el interesante hecho de que el desarrollo de la música Occidental ha progresado según las series tonales: la música antigua (P. Ej: hebrea, griega) era escencialmente monofónica, con una sóla línea melódica en unísono. El canto gregoriano eventualmente agregó las notas 4ta y 5ta por debajo y por encima de la melodía. Otras notas se consideraban consonancias imperfectas o disonancias. En la época del Renacimiento la 3ra llegó a ser aceptada como consonancia mientras que la 2da y la 7ma permanecieron disonancias. Eventualmente las armonías tonales se formularon con una definición mucho más libre de disonancia hasta el día de hoy en que cualquier combinación es permitida. No hay disonancia. (Roustit ve en esto un paralelo con la religión y la moralidad. El mundo ha pasado de verdades claramente cortadas y declaraciones definitivas sobre lo que es pecado y rectitud hasta nuestros tiempos presentes en los que no hay pecado y casi cualquier comportamiento es aceptable) (287-288)

Nota 4 Eckermann proporciona la fecha de 23 de Marzo de 1829 para esta particular “conversación” con Goethe (303-304). El adjetivo utilizado por Goethe es “erstarrte” que significa literalmente rígido o entumecido, lo cual fácilmente podría traducirse como “congelado” así como “petrificado”, la palabra que Moorhead escoge para su edición.

Nota 5 En este momento se escucha una grabación del Allegro del segundo movimiento de la Sinfonía para Organo de Saint-Saens.

Nota 6 El libro corto de Aaron Copland, Música e Imaginación (1952) es un suscinto y articulado análisis del carácter de la música y del rol de la mente creativa e interpretativa así como del escucha dotado. Este libro corto incluye las Disertaciones ‘Charles Eliot Norton' presentadas en la Universidad de Harvard durante el año académico 1951-1952.

Nota 7 David O. McKay concuerda, al decir:

“existen sentimientos en el corazón humano que no pueden ser expresados en ningún lenguaje o palabra; de modo que debemos proveernos de otros medios de expresión, por ejemplo, música, arte, arquitectura – las artes maravillosas que no pertenecen a nación alguna, sino que hablan el lenguaje del alma. La música es internacional... La música es arte divino.” (McKay 184)

Nota 8 En este punto de la presentación el Laie Choral Union y el BYU-Hawaii Concert Choir interpretaron “La Oración del Señor” de Robertson; de igual modo, más adelante en la presentación , ambos grupos entonaron el Cántico de Hossanna, mientras que los asistentes se unieron cantando dos estrofas de “El Espíritu de Dios”, que Stephens incorporó en su cántico.

Nota 9 Jay Fox, entonces decano académico de BYU-Hawaii, se encontraba en la audiencia en esa ocasión y dejó por escrito esta descripción de lo que muchos sintieron y reportaron:

“Aquellos de ustedes que participaron en la dedicación del Templo de Hawaii en Junio pasado (1978) pueden haber tenido una experiencia similar, aunque más profunda a medida que escuchaban a nuestro coro de Laie entonar el Cántico de Hosanna ... Fue una experiencia trascendental. Esas voces angélicas partieron el velo y cruzaron el umbral entre la Tierra y los Cielos” (9)

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